jueves, 27 de marzo de 2014

MUCHAS VIDAS,MUCHOS MAESTROS

Una semana después,Catherine entró alegremente al  consultorio para la siguiente sesión de hipnosis. Hermosa de por sí,ella más radiante que nunca.le anunció, feliz, que su eterno miedo a ahogarse había desaparecido. El miedo a asfixiarse era algo menor. Ya no la despertaba la pesadilla del puente que se derrumbaba.Aunque había recordado los detalles de su vida anterior, aún no tenía el material realmente asimilado.Los conceptos de vidas pasadas y reencarnación eran extraños a su cosmología; sin embargo, sus recuerdos eran tan vívidos, las visiones, los sonidos y los olores tan claros, tan poderosa e inmediata la certeza de estar allí, que debía haber estado.La experiencia era tan abrumadora que ella no lo ponía en duda.Pero se preguntaba cómo conciliar eso con sus creencias y su educación.Durante esa semana, el había repasado el libro de texto de un curso de religiones comparadas que había seguido en mi primer año en la Universidad de Columbia. Había,ciertamente, referencias a la reencarnación en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. En el año 325 d. de C., el emperador romano Constantino el Grande, junto con Helena, su madre, había eliminado las referencias a la reencarnación contenidas en el Nuevo Testamento. El segundo Concilio de Constantinopla, reunido en el 553, confirmó ese acto y declaró herética la idea de la reencarnación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario